jueves, 23 de diciembre de 2010

Mi primera sesión de coaching Autor: Paula


Luces, cámara, ¡acción! Como si de un estreno de una obra de teatro se tratase, mis compañeros y yo nos encontramos en los “camerinos” del Hotel Barceló afinando gargantas y dando los últimos retoques a lo que hemos estado ensayando durante los últimos meses para enfrentarnos a esa tan esperada como temida primera sesión de coaching. Esperada por esas ganas de subirme al escenario cuyos dos únicos protagonistas se llaman Coachee y Coach y con un decorado formado por un par de sillas dispuestas una enfrente de la otra. Temido porque la primera sesión constituye una instancia de expectación y nerviosismo que implica adaptarse a una situación completamente nueva y desconocida. Pero hay que superar ese nerviosismo y pasar “el primer día de trabajo” como mejor lo sabes hacer.

A medida que la hora se iba acercando un hormigueo fluía por mi estómago; una mitad de mí quería sprintar a casa tan pronto como fuera posible, pero la otra mitad tenía unas enormes ganas de pasar esa barrera y enfrentarse a lo desconocido.

He de reconocer que el compartir esta primera experiencia con otros cuatro compañeros ha resultado tranquilizador y positivo como bien dice el dicho “la carga repartida es más llevadera” y sobre todo cuando lo hacemos con toda la ilusión del mundo, es un placer.

Fue una sesión de hora y media en la que tratamos de poner en práctica nuestras habilidades interrogativas y seguir las directrices que marca un buen coach: establecer un conocimiento mutuo coach-coachee y generar un clima de confianza mutua cargado de energía positiva, todo ello intentando que el coachee no se estanque en su zona de confort y podamos adentrarnos en aquellos aspectos mejorables, potenciando sus habilidades, y haciendo de su profesión un éxito.

Este último punto no sé si lo llegamos a conseguir, lo que sí es cierto es que nuestro coachee se sintió muy confiado durante toda la sesión.

Finalmente llega el feedback; feedback es la comunicación que facilita la información a una persona sobre nuestra percepción de la actuación de esa persona y de cómo incide en nosotros su conducta. Éste es un aspecto a tener en cuenta ya que la capacidad de facilitar feedback es muy importante para el éxito de cualquier intervención como coach y extrapolándolo fuera del coaching, es fundamental para directivos, tutores o como fuente de desarrollo personal.

Para que un feedback sea efectivo y nos permita obtener los beneficios que comporta, éste debe colaborar a desprenderse de los hábitos improductivos e ineficaces procurando generar autoestima, confianza y seguridad. Coaching y feedback son un éxito cuando trabajan juntas, no se puede ser un buen coach sin ofrecer ni solicitar feedback, por eso una característica importante de un coach, además de saber escuchar, es estar dispuesto a recibir críticas constructivas que ayuden a mejorar su experiencia y hagan de él un mejor profesional. A título personal estas críticas me ayudan a ir más allá de los propios conocimientos adquiridos y contribuyen a asimilar la reunión de forma abierta e imparcial.

¿Qué he aprendido de la sesión? El proceso de coaching, requiere del coach, experiencia, buen juicio, alta inteligencia emocional y disciplina para seguir el proceso de coaching en sí, entre otras cualidades. El coaching no es dar consejos, ni proveer soluciones, es ayudar al cliente a que encuentre las suyas propias, se trata de generar el clima y el espacio para que el otro piense en voz alta, formular las preguntas correctas, para que el cliente descubra que sabe mucho más de lo que creía que sabía. Ésto requiere limitar la propia vanidad del coach de: "Yo te voy a mostrar como es el mundo". Espero que esta experiencia haya sido positiva para el coachee y que mi primera sesión sea el comienzo de una infinidad de ellas que ayude al crecimiento y desarrollo de todas las personas que lo deseen.

Noticia de http://www.lahoradeasturias.com/index.php?id_ed=00000109&id_not=0000014320

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