lunes, 24 de octubre de 2011

¿CÓMO SURGEN LAS CREENCIAS LIMITADORAS?



Emma García

A menudo encontramos miles de razones para jutificar porqué no conseguimos nuestros sueños. La mayoría de las veces estas justificaciones son del tipo “es imposible de lograr para una persona como yo”, “necesitaría tener contactos para conseguirlo”, “no soy los bastante inteligente o no estoy suficientemente preparado/a para un reto así”, “¿quién va a confiar en alguién como yo?”, “la mayoría de la gente que lo intenta fracasa”, “yo no soy mejor que nadie”, etc… En definitiva o no es posible, o no valgo para ello, o no lo merezco. ¿Te suena?
Estos son los mensajes con los que nos hablamos a nosotros mismos/as, y lo más escandaloso es que ¡nos empeñamos en tener razón! Pero ¿de dónde vienen esos mensajes tan negativos? y ¿por qué le hacemos caso a esa voz pesimista? Muchos de estos mensajes han quedado grabados en nuestro sistema de creencias a un nivel inconsciente, porque algún día alguién nos dijo algo semejante y quizás tuvo razón.  Mensajes del tipo: “no vales para dibujar”, “la danza no es lo tuyo”, “aplícate y deja de inventar historias”, “el deporte es solo para super hombres”, o ”no corras que te vas a caer” nos vienen a decir que no somos suficiente o que no somos capaces y anulan nuestra creatividad. Seguramente aquél acontecimiento nos marcó y ello provocó una merma en nuestra autoestima. Entonces dejamos de intentarlo y nos creímos incapaces de conseguirlo. Esto lo trasladamos al resto de facetas de nuestra vida y a lo largo de ella.
Verdaderamente si tratáramos al resto de personas como a veces nos tratamos a nosotros/as mismos/as no tendríamos ningún amigo/a. Lo curioso es que aunque hoy por hoy recibamos todo el apoyo necesario para perseguir nuestras metas seguimos dejando que esas voces nos dominen.  Y ¿cómo pararlas? Bien, lo primero que hay que hacer para anular a ese contrincante interno es identificar el mensaje y diferenciarlo de nuestro pensamiento. Es decir, cada vez que una voz interior te dice algo en contra tuya párate y cuestiónatelo. ¿Es cierto que no valgo para este proyecto?, ¿podría hacer algo para estar mejor preparado/a y así lograrlo?, ¿qué es lo que yo puedo ofrecer?, ¿qué ayuda necesito?
El segundo paso consiste en transformar ese mensaje en palabras de ánimo, conviértete en tu mejor hincha. Dirígite a tí mismo/a cada día con tus mejores deseos. Para ello enfócate en lo que quieres y no en lo que temes. Cualquier situación de cambio provoca miedos e inseguridades, no te quedes ahí, busca el beneficio que vas obtener en lo que te propones, visualízalo y verás que entonces se ponen en marcha fuerzas inimaginables con las que nunca imaginaste que podías contar. Confía en tí mismo/a y resalta tus logros, no los fracasos. Al principio cuesta esfuerzo, pero no te desanimes, sigue intentándolo, el éxito es cuestión de práctica. Quizás las primeras veces te cueste creer lo que te dices, pero con el tiempo verás el gran poder que ejercen las palabras. ¿Te animas a animarte?

No hay comentarios:

Publicar un comentario